domingo, 17 de febrero de 2013

BIOCOMBUSTIBLES VS. COMBUSTIBLES FÓSILES

Pasó el Carnaval, nos adentramos en la Cuaresma, y es tiempo de, sin abandonar el humor, dedicarnos a temas más serios e importantes.  No es que los anteriores no lo hayan sido, pero con los calificativos de serio e importante me refiero ahora a aquellos que más que pensar en el momento presente, nos hacen pensar en el tiempo futuro.

Veamos, por ejemplo, el tema de los biocombustibles y sus supuestos aportes beneficiosos para la salud del planeta.  Ya sabemos que el planeta se está calentando y que la mano del hombre tiene mucho —casi todo—, que ver con sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que se concentran alrededor del planeta e impiden la salida de parte de los rayos solares, que quedan atrapados como bajo un techo de vidrio, y calientan el ambiente. Sabemos también que si la cosa sigue así, el incremento de la temperatura provocará —ya lo está haciendo— terribles consecuencias en la salud, la producción y la frecuencia y gravedad de fenómenos atmosféricos. Y sabemos, los que no somos escépticos interesados, que el más alto porcentaje de las emisiones de los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático proviene de la quema de combustibles fósiles extraídos del subsuelo, para mover automóviles e industrias, y para calentar y enfriar hogares

Siendo así la cosa, la búsqueda de combustibles alternativos a los fósiles es uno de los caminos y, entre estos, los biocombustibles son una de las alternativas más concretas.  Los biocombustibles, que no tienen que desplazar a los alimentos, pueden provenir, por ejemplo, de la caña de azúcar —como ya lo hacen desde hace casi medio siglo—, de la soya, el maíz, el algodón, de la grasa bovina o de otros animales, e inclusive de la celulosa, es decir de los árboles, entre otros.

Veamos hoy el caso del biocombustible de la soya, uno de los llamados biodiesel, para que no se diga que en este blog solo hablamos de la caña.  Un estudio reciente realizado por una empresa brasileña incubada en la prestigiosa Escola Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq/USP), indica que el biodiesel producido en Brasil a partir de la soya reduce en un 70% las emisiones si se lo compara con el diesel fósil. Este mismo biodiesel ya puesto en Europa significa una reducción de entre 65 y 68%, un poco menos que si dejado en Brasil, lo que se explica por la emisión de gases de efecto invernadero en el acto de transportar el combustible a Europa.

La investigación, que se realizó en 114 propiedades que cultivan soya y en cinco plantas procesadoras de soya y productoras de biodiesel llevó en cuenta las emisiones de CO2 equivalente en toda la cadena, desde la siembra y cultivo (se contabilizó el combustible gastado y emisiones producidas en la preparación del suelo, siembra, cultivo y cosecha, así como en la fabricación y aplicación de fertilizantes y agroquímicos), pasando por el procesamiento del aceite (aquí se contabilizaron los insumos químicos que intervienen y que son también responsables por la emisión de GEI), en la producción misma del biocombustible, y en su transporte hasta el consumidor final. 

Los números son categóricos: puesto en Europa, el biodiesel brasileño emite cantidades que oscilan entre 26,5 y 29,2 gCO2eq./MJ, lo que incluye las emisiones debidas al transporte marítimo.  Por su parte, el diesel fósil o mineral puesto en europa emite 83,8 gCO2eq./MJ, es decir un 65 a 68% más que el biodiesel.
 
Los beneficios, pues, son innegables, siempre y cuando la producción del biocombustible no implique el desplazamiento de la producción de alimentos ni signifique el incremento de la deforestación para habilitar campos de cultivo.
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Negar la contribución negativa del hombre en el cambio climático, así como negar la posibilidad de que los biocombustibles nos ayuden a resolver el problema a lo único que nos ayuda es a atrasarnos en la búsqueda de nuestras soluciones.  El debate con los ojos tapados, la política del avestruz, nos pasará la factura cuando ya sea demasiado tarde y las generaciones futuras nos manden con rabia a llorar al cementerio.

riopalo1962@gmail.com