lunes, 2 de abril de 2012

EL ESTÁNDAR BONSUCRO

¿Sabía usted que ya existe un organismo y, a la vez, un mecanismo específico para la certificación de la producción de azúcar y otros productos derivados de la industrialización de la caña de azúcar, tanto a nivel de campo como en la industria?

Creado originalmente con el nombre de Better Sugar Initiative (BSI, por sus siglas en inglés), ahora se llama Bonsucro, y aglutina a un grupo de empresas que se han propuesto voluntariamente desarrollar y asumir un estándar para que los consumidores, los gobiernos y los organismos del tercer sector puedan medir la sostenibilidad de los productos derivados de la caña de azúcar.

La certificación Bonsucro permite a las empresas demostrar, por ejemplo, que está contra el trabajo infantil, apoya los derechos humanos y la aplicación de prácticas ambientalmente sanas. Bonsucro es, pues, el único estándar en el mercado que cubre los tres elementos de sostenibilidad y medio ambiente, estabilidad social y económica.

Entre los miembros de Bonsucro se encuentran empresas e instituciones tan grandes e importantes a nivel mundial como Shell, Coca Cola, Cargill, Bunge, Tate & Lyle, Syngenta, Bayer, Unilever y WWF, y a nivel regional, otras renombradas entidades como Petrobras, UNICA, Raízen, Procaña, Asocaña, Copersucar y varios ingenios, entre otros. De Bolivia, a la fecha Bonsucro ya cuenta con la participación de la Unión de Cañeros Guabirá.

La mayoría si no todos los ingenios azucareros bolivianos ya tienen certificaciones de tipo industrial, administrativo, ambiental, de calidad e inocuidad del producto. Eso quiere decir que nuestra industria ya ha dado pasos importantes en la dirección de andar a la par de la más avanzada industria azucarera mundial.  Pero todavía falta y, como yo les digo siempre a mis colegas del rubro, alcanzar los logros que se han logrado en estos campos no es fácil, y es el fruto de un arduo y persistente trabajo, pero mantener los logros alcanzados es aún un trabajo de mayor esfuerzo y persistencia, que no hay que descuidar.

A nivel de campo, en coordinación con sus cañeros proveedores, algunos de los ingenios se han metido bien hondo en el objetivo de asumir buenas prácticas laborales y erradicar el trabajo infantil en la zafra cañera, en camino hacia una futura certificación de triple sello relativa al trabajo infantil, forzado y la discriminación.

Todo esto es voluntario, pero en estos tiempos de necesidad de mayor cuidado con nuestro entorno natural y social, involucrarse en temas como el de Bonsucro pasa a convertirse en voluntariamente obligatorio si se quiere seguir navegando con viento en popa en este cada vez más exigente y competitivo mundo de la producción de alimentos y bienes de consumo.  La población lo exige y las empresas que quieren pasar de convencionales a sostenibles tienen que estar a la vanguardia en la atención de las demandas de la población. 

Como dijimos, una de las empresas miembro de Bonsucro es la Coca Cola Company y, por lo que sabemos, por lo menos en Brasil, donde ya hay un conjunto de ingenios que tienen certificación Bonsucro, la Coca Cola les ha comprado el primer lote del azúcar producido bajo estos estándares. Con esto, la mayor vendedora de refrescos del mundo, que es, a la vez, la mayor consumidora individual de este producto, se está adelantando a imponer la tendencia del mercado en los próximos años y para siempre: El consumo de productos que demuestran ser producidos bajo altos estándares sociales y ambientales.

Con Bonsucro se viene también a reforzar la vieja y conocida noción de que el azúcar se hace en el campo. Nada más cierto: La calidad del azúcar depende de la calidad de la caña, y esta se consigue en el campo.  Una caña muy sucia o estacionada post-quema por mucho tiempo dará menos y peor azúcar que una caña limpia y fresca, por muy eficiente que sea la fábrica.  Con Bonsucro, el azúcar además tendrá la garantía de que la producción de caña en el campo se hace respetando los mencionados estándares ambientales y sociales.

El mercado aún no reconoce ese mérito en el precio, pero algún día lo hará y los que lo podrán disfrutar de primeros serán los que se hayan metido antes a considerar y respetar estos estándares.

Ningún ingenio ni plantación de caña en Bolivia tienen aún certificación Bonsucro. Tampoco lo tienen aún ingenios ni plantaciones en otros países que no sea Brasil.  Pero en todos lados están corriendo a toda mecha en esa dirección.  No cometamos nosotros la locura de remar contra la corriente, ni nos hagamos los distraídos pensando que el mercado no nos lo exige aún.

Azúcar, alcohol, abonos, alimento animal, bioplástico, bioelectricidad y biocombustibles, entre otros productos, todo en un marco de respeto al medio ambiente y a la sociedad, sin perder rentabilidad, hacen de la caña de azúcar el cultivo de los nuevos tiempos. Pleguémonos cuanto antes a la iniciativa global Bonsucro y confirmemos que la agroindustria de la caña de azúcar se está renovando para darnos una mano, como lo viene haciendo desde que los trapiches eran de palo y las guerras eran a cocachos.

riopalo1962@gmail.com