martes, 16 de octubre de 2012

GUSTAVO AMIGO

No hubiese querido yo, querido Gustavo, que mi blog albergara nunca esta noticia. No quería que tu partida fuese tema de conversación entre los que visitamos o habitamos este establog, entre los que hablamos del campo y le buscamos la vuelta al optimismo, los que, con tu ejemplo, tenemos el deber de ver el cielo azul y limpio a pesar de las nubes que descargan lluvias que atrasan la cosecha, a pesar de los humores del mercado y los precios que a veces no devuelven el esfuerzo, a pesar de los oscuros intereses que, por una u otra razón, ponen trabas que dificultan la salida de los productos.

No se hablará, pues, aquí de tristezas, que ni vos ni yo lo queremos.

Se hablará, sí, de empresa, de producción, de empeño y persistencia, de esa materia de la que están hechos los sueños grandes y los hombres que trascienden la historia.  Se hablará, sí, de familia, de la propia y la ajena, de comunidad, de servicio, de amor al prójimo, de compromiso, liderazgo y ejemplo.  Se hablará de optimismo, de que sí se puede, de todo lo que vos supiste hacer sonriendo y sudando, aglutinando personas, formando equipos…se hablará de campo, de industria, de ingenio, de creatividad para innovar y para resolver situaciones difíciles.

Escribo de madrugada, con el aire puro, sin estrenar, cuando todavía estás de viaje al infinito, y dejo que estas líneas se escapen por la ventana y te alcancen presurosas para expresarte mi admiración, mi agradecimiento y respeto.

Te encontrarás, seguramente con tu padre, don Roberto, que sabrá del mío, mi Taita, y de mi tío, y y vos te unirás a la tertulia, conversarás con ellos en las tardes y recordarán juntos los años idos, algunos buenos, otros no tanto, y respirarán juntos el olor a melaza, y se les llenarán los ojos de cañaverales en flor, de atardeceres color fuego en tus ojos verde-azules.  Cuando los encontrés, dales, por favor, mis saludos, un abrazo a cada uno, un recuerdo cariñoso de los que los extrañamos y admiramos porque sabemos que dejaron huella, abrieron surco y guiaron a los bueyes –jía, usa, jía, usa, Jihussa–, hacia el norte inmediato y lejano, hacia el bienestar de todos.

Deciles que estamos bien, y que seguiremos su ejemplo, y sobre todo el tuyo, con visión de grande, con humildad de niño, con orgullo de quien se ganó las cosas trabajando de sol a sol, con una voluntad amazónica, con sangre de estirpe chané, con el ímpetu arrollador del Manutata, con la Madre de Dios a tus espaldas, creando empresas, dándoles vida, creyendo en ellas y en la gente que en ellas nos acompaña.

Tu memoria alegre queda en la retina de los que te vieron ganar medallas en las olimpiadas corporativas, en los que te recibieron en nuestra amazonia, en los que se enriquecieron con tu estímulo y bebieron de tu insaciable curiosidad para aprender y entender las cosas. Tu memoria alegre llenará los extensos mares verdes a los que siempre estuviste sirviendo, plantaciones y bosques donde se pierde la vista, donde el horizonte es de desarrollo y bienestar para todos.

Lejos del agro, pero siempre en tu tierra –en tu terruño camba, primero, y en la patria toda, después–, sos y serás siempre el responsable de que el mundo hable del milagro rotario boliviano, Club y Distrito que engrandeciste con tu carisma y tu peculio, tu tiempo y el de tu familia y empresas. Por ahí y por eso mismo muchos quisimos  seguir tu huella y aceptamos tu invitación a sumarnos, a dar lugar a nuestra vocación de servicio, de responsabilidad social, y quisimos hacerte llegar una pequeña alegría. 

Duermen en casa mis hijos y mi esposa, duerme todo, los muebles, las paredes, las luces, los vehículos, el árbol único de mi pequeño patio.  Hay silencio pero hay ruido, porque la mejor forma de recordarte es haciendo sonar el pito del ingenio, multiplicando el ronroneo de las máquinas, acompañando el silencioso ruido del verde creciente de los campos de cultivo, el golpe seco del caer de la castaña, el certero machetazo que parte el coco o corta la caña.  Hay un silencio en el que se escucha la risa de los niños que volvieron a su oficio infantil de reír con tu ayuda, en el que se escucha la algarabía de los rotarios que, llenos de optimismo, te acompañaron en la construcción del milagro de liderar el servicio a la comunidad.  

Hay silencio y oscuridad, pero ninguna sombra opaca mis recuerdos de vos, Gustavo. Hay oscuridad y silencio en la casa y en la ciudad, pero ¡qué fuerte que brilla tu luz y qué clara que suena tu voz, querido Gustavo!

Muchas cosas se harán en tu memoria, pero la principal es que no dejaremos caer la bola. Tu esposa, tus hijos y tus hermanos, tu señora madre, tus amigos, la inspiración que nos dejaste no dejarán que el trabajo se detenga…el esfuerzo crecerá por encima de la tristeza que se trasmutará en sonrisa, como lo harías vos, con tu inmenso legado de alegría, de amabilidad, de elegante y sincera diplomacia, con el arte de hacer amigos con tu eterna y generosa chispa…con tu liderazgo firme, sereno, maduro, sin aspavientos ni estridencias, sin poses, carente de vanidad innecesaria.

Interrumpo brevemente la serie de la caña para hablar de vos porque vos sos un fuera de serie, Gustavo, y este homenaje de mil palabras es el que te quise decir directamente mientras esperaba tu regreso.  Te lo transmito ahora en letras porque así nos comunicamos en este establog que sigue a tu servicio. Yo seguiré escribiendo para que te lleguen los mensajes y para que juntos, vos y yo, y todos los lectores, sigamos hablando de trabajo bien hecho, de progreso, para que sigamos construyendo una comunidad de amigos.

Andá tranquilo, Gustavo querido, descansá, hacé pascana un rato, abrevá tus bueyes y luego seguí camino siempre adelante, siempre al norte, siempre arriba, jía, usa, jía, usa.

riopalo1962@gmail.com