martes, 27 de diciembre de 2011

TIEMPOS DE PAZ, TIEMPOS DE CUMPLIR LA LEY


Ya sé que había prometido dedicarme a escribir sobre temas más ligeros en estas fiestas de fin de año, pero antes de mandarme con una nueva entrega de las dulces y agradables, me veo obligado a entregarles una de las amargas.
Hago, pues, un alto en la pausa de fin de año para ofrecer algunas reflexiones sobre un tema muy serio y vigente: el concepto de que el más débil tiene derecho a todo y está por encima de las leyes, lo que invita a muchos a disfrazarse de más débiles. Lo dicho arriba se observa cotidianamente en numerosos actos de irrespeto por la ley, con una marcada preferencia por la invasión de propiedades, principalmente tierras y centros productivos.
De la misma forma que defiendo el respeto por la propiedad pública y me he dejado más de una vez la piel en la defensa de las áreas protegidas, por ejemplo, soy un firme defensor de la propiedad privada con función productiva y social.  Creo, por otro lado, que sin respeto por la ley no hay paz…y eso es lo que trato de explicar a continuación.
La literatura y, sobre todo la poesía, no son otra cosa que juegos en los que se tratan de armonizar las palabras, las ideas y los sentimientos. Es cuestión de estilo si esta armonía poética y literaria se plantea directamente o si, más bien, se la propone de forma indirecta y furtiva.  Para algunos, las ideas se fijan mejor si vienen dichas de forma abierta y para otros, si vienen como metáforas.  Por eso es que algunos recordamos todavía con algo de estupor expresiones aparentemente contradictorias como “si quieres paz, prepárate para la guerra”, o preguntas inocentes como “¿cuántas guerras tendré que vencer por un poco de paz?”.
Pero en estos tiempos de Navidad y fin de año que vivimos, en los que supuestamente todos buscamos la paz, es mejor dejar de lado las metáforas y hablar simple, directo y claro, expresando el deseo de que la paz se instale en la casa de todos, en nuestra amada región y nuestro querido país.  
Decirlo con claridad es relativamente fácil…pero, ¿cómo se logra el cometido de vivir en paz? Una respuesta muy sencilla pero que por serlo es poco tenida en cuenta y, por tanto, es poco habitual en su aplicación, es que la mejor forma de contribuir a la paz es respetando al otro y cumpliendo uno con la ley.  Obviamente, si uno lo hace, si uno respeta y cumple la ley, entonces espera que todos los demás también la cumplan, y que las autoridades se encarguen de hacerla cumplir.
Considerando que cumplir con la ley quiere decir respetar los derechos de los demás, la invasión de los terrenos de Muyurina es un caso en el que, lamentablemente, los invasores han cometido un acto de irrespeto por los derechos ajenos y por la ley. Simple y llanamente, unos malvivientes se han aprovechado de la pasividad y el pacifismo cristiano de los sacerdotes y hermanos Salesianos y se han apoderado por la fuerza de terrenos que no son de su propiedad.
Gente amañada, avivada, acostumbrada al mal, ha cometido un acto ilegal contra gente de bien. Y por eso mismo, desde esta columna, con espíritu cristiano, con vocación pacifista, de repudio a la violencia y de respeto por la ley, instamos a los invasores a salir de los terrenos invadidos.  Quienes ocuparon ilegalmente esos terrenos ya se equivocaron, ya cometieron un delito, ya actuaron de forma violenta, pues violentaron un derecho fundamental. Pero todavía están a tiempo de enmendar sus errores, de dar la espalda a los profesionales de la ilegalidad y arriar sus banderas de guerra izando sus banderas de paz.
Salgan en paz, no permitan que la violencia asome siquiera su hocico maloliente por la zona de Muyurina, y no hagan que la ley se les presente con su cara menos amistosa, en forma de expulsión forzosa, por parte de los encargados de hacerla cumplir.
Son tiempos de paz, de reflexión, de revisar la conciencia, de deponer las malas actitudes y corregir los actos equivocados.  Estos son tiempos de paz, señores, y por lo tanto son tiempos de cumplir las leyes, que no son más que instrumentos acordados entre los hombres para convivir armónicamente en sociedad.

domingo, 18 de diciembre de 2011

ACRAGILO CAGAROLI

A pesar de que en algunas zonas la sequía se volvió inundación, a pesar de que la falta de semilla y otros temas están apretando feamente al agricultor, y han arruinado irreversiblemente las siembras de este verano, en estas semanas vivimos tiempos festivos de fin de año y vacaciones, y no los queremos arruinar con temas muy técnicos o con amarguras que en esta columna más bien invitamos a olvidar, por lo menos temporalmente.  Por eso es que en las próximas semanas, hasta mediados de enero, cuando ya habrá que empezar a agarrar mayor velocidad con el trabajo y la producción, les regalaremos temas un poco menos técnicos, más livianos, tratando de que las sonrisas y el optimismo se dibujen en los labios y ojos de los hombres de campo que visitan regularmente nuestro establog.

¿Y qué mejor que empezar esta serie de fin de año presentándoles a un amigo agricultor? Creo que la mayoría no lo conoce, pero muchos agricultores se podrían ver identificados con él, pues, como verán y sin necesidad de crear estereotipos, su historia personal es muy parecida a la de muchos de los agricultores cruceños que individualmente y en conjunto construyeron la mayor parte del modelo de desarrollo agropecuario cruceño.  

Su nombre es Acragilo Cagaroli, y actualmente tiene 66 años. De familia inmigrante de Italia, más propiamente de la región del Abruzzo, su abuelo se vino a Bolivia a principios del siglo pasado, teniendo apenas doce años, acompañado de un hermano mayor que él, y ya con la carga de  haber vivido su docena de años en esa tierra difícil y áspera en la que se tiene que laburar muy duro para sacarle algo de producción. Muy joven, y ya en Santa Cruz, el abuelo se casó y tuvo siete hijos con una señora local, y de uno de esos hijos, de nombre Vicenzo, nació Acragilo, quien a pesar de haber vivido muchos años con su abuelo, y haber aprendido a trabajar con él y su padre, ya poco reivindica su origen italiano y es, como él dice, un camba puro.

Actualmente vive en el norte cruceño, entre Saavedra y Mineros, en una de las  dos propiedades que tiene, que adquirió en base a su empeño personal y que sumó a una media parcela que le heredó su padre, quien la había heredado a la vez del abuelo. Don Acragilo tiene plantaciones de caña, rubro al que se dedica ya hacen unos 35 años y al que le ha puesto el pecho y el lomo en las buenas y en las malas, soportando años terribles, cayendo y levantándose muchas veces.  En una de sus pequeñas levantadas, y haciendo malabares financieros, don Acragilo logró comprar unas cuantas acciones de un ingenio azucarero, y por eso ahora es también el orgulloso copropietario de una importante industria.  A la vez, don Acragilo siembra soya, en un afán de mejorar sus ingresos en años de buenos precios, pero sobre todo con el objeto de hacer rotación de suelos en sus lotes de caña. 

Ese es don Acragilo, un hombre sencillo, dedicado a trabajar, cuya principal distracción es salir de cuando en cuando a la plaza del pueblo a tomarse un café y conversar con los amigos. Pero para algunos, agazapados tras gruesas cortinas de paño en oficinas oficiales, don Acragilo representa el objetivo principal de nefastas elucubraciones de mentes afiebradas, es el prototipo de una clase agropecuaria a la que hay que exterminar, borrarla del mapa porque estorba, porque ocupa tierras y porque ya tiene propiedades hechas a las que hay que echarle mano en algún momento.

Pero don Acragilo es un hombre de campo que ni ahora que ya ronda los setenta vive echado en su hamaca, que no conoce de fines de semana ni de vacaciones, que todos los días vive con el Jesús en la boca porque no llueve lo suficiente o llueve por demás, que no sabe si su producción se va a poder vender, mucho menos exportar y, por lo tanto ignora si va a contar con la plata que necesita para su nueva siembra, para su semilla, combustible, otros insumos agropecuarios, y para pagarle a la gente que le ayuda, que son varios hombres con sus familias.

No obstante, la cara de don Acragilo Cagaroli es carátula de un manual sobre la supuesta oligarquía agropecuaria cruceña, que circula en manos de personajes siniestros, diestros, eso sí, en el arte de confundir, engañar y meter cizaña.

Don Acragilo es un hombre metedor al que ni la intemperancia climática ni la estulticia estatal a lo largo de sucesivos gobiernos lo han logrado doblegar. Don Acragilo Cagaroli es de los que defienden la libertad económica y a la vez cuidan el medio ambiente, filosofía de vida que él lleva en perfecta armonía. Su abuelo comenzó talando árboles a mano, a un ritmo sostenible, desbravando el monte para dar lugar a sus plantaciones, que crecían poco a poco, año a año.  Su padre ya lo hizo con tractores de oruga y el avance de su frontera agrícola  personal, también mecanizado y masivo por el crecimiento de la demanda mundial de alimentos, estuvo más limitado por su falta de capacidad financiera que por la ausencia de tierra para desmontar, o la carencia de tecnología para hacerlo.  Actualmente, el Cagaroli de segunda generación boliviana, don Acragilo, ya no desmonta, aprovecha bien su terreno propio y ocasionalmente alquila tierras ya habilitadas para la agricultura, cuidándose de tratar bien el medio ambiente, lo que hace de don Acragilo la prueba viviente de que para ser verde, primero hay que madurar.
   
Pero igual es un oligarca, según algunos agentes de gobierno,  es la personificación más cabal del concepto de odiado terrateniente al que hay que escarmentar, es la fotografía de cuerpo entero de una elite tradicional que molesta a las nuevas elites y que, si es miembro de algún gremio productivo organizado, entonces hay que sospechar doblemente de él.

Don Acragilo vive, pues, bajo vigilancia, a él se le apuntan diariamente todas sus acciones y movimientos en un desprolijo cuaderno a cargo de alguien que lamentablemente apenas puede expresar ideas verbalmente, y mucho menos las puede plasmar en un papel.

Así son y están las cosas para don Acragilo Cagaroli. Estaremos atentos y escribiremos periódicamente sobre él, pero mejor terminemos ya y por ahora con esta crónica antes que los agentes que han sido asignados para hacerle seguimiento a esta columna se vuelvan locos tratando de identificar a esta persona en cuyo nombre al revés, letra por letra y sílaba por sílaba, está revelado el enigma y el injusto estigma de su supuesta doble condición de oligarca.

riopalo1962@gmail.com

martes, 6 de diciembre de 2011

GANADERÍA EUROPEA

Desde la perspectiva imprecisa que da la distancia, la ganadería europea parece totalmente libre de problemas, una actividad de fantasía, como diseñada y manejada por Walt Disney: Un parque temático de vacas overas, con románticas y crespas pestañas, que pastan en verdes e interminables praderas cortadas por lejanas y nevadas cordilleras azules, en un marco de límpidos cielos, de aire fresco, puro y transparente. 

Vista por la televisión, que no ha desarrollado aún la facultad de transmitir olores, la ganadería europea parece inodora, exenta de moscas y gusanos y, por tanto, de queresa y gusaneras, libre de infestaciones e infecciones, que no es lo mismo ni es igual, como no son iguales los macro y los microorganismos.

Las vacas europeas son de postal: Con lo que aquí serían campanillas de colección colgadas en el cuello, andan presuntuosas por las idílicas praderas de Heidy, haciendo sonar sus campanitas por parajes en los que ya no es posible perderse, y por los que ya no deambula el lobo feroz. Con sus etiquetas plásticas en las orejas, parecen no conocer de garrapatas, y usan la cola para saludar y llamar la atención de los turistas más que para espantar las moscas, que no se ven.

Tal como las vacas de origen hindú, que blanquean o plomean nuestros potreros sudacas, las vacas europeas también tienen cuatro estómagos, pero parece que no emiten flátulos ni eructos, y para saber de sus emisiones de metano −que suman cerca del 10% de las emisiones totales de la Comunidad Europea−, hay que ir a buscar la información en los inventarios electrónicos de emisiones de gases de efecto invernadero, pues el aire se ve limpio, libre de gases indeseados…

¿Y los vaqueros, y los ganaderos?  Son lo mismo, y más que ganaderos, vaqueros o pastores parecen secretarios de ganadería: Con sus ojos verdes o azules, con su pelo gris o rubio, parecen más hechos para lucir trajes de Armani que para enfundarse en mamelucos y chantarse las botas y boinas con que se les ve en la tele. Vaqueros que, sin embargo, y a pesar de lo dicho, tienen aliento de tigre y apestan como conquistadores ibéricos, pues duermen con las botas puestas.

¿Y los potreros?...ya se dijo, son como un mar verde que se extiende por suaves colinas y en los que dan ganas de revolcarse y dejarse rodar hasta llegar al infaltable arroyo de aguas cristalinas que serpentea en el fondo, uniendo las cotas más bajas del valle. Potreros enmarcados en paisajes europeos: Prados con florcitas armónicamente pintadas por el mejor de los paisajistas, valles perfectos −como para ilustrar la tapa del manual donde se explica qué son los valles perfectos−, arboledas por las que en cualquier momento se espera aparecer lebreles raposeros y finos caballos de raza y de caza, montados por nobles de chaqueta roja y escopeta en ristre. Potreros que hacen suspirar, muy limpios, sin males, maldades, ni malezas, tan limpios que parece que en Europa las vacas no conocen la terrace tapu ni el jumbacá…
  
Potreros que hacen la pausa en establos de piedra y madera, en recintos donde los ojos soñadores de las vacas lucen aún más románticos al son de las dulces melodías de Vivaldi, música con la que aflojan en conjunto sus esfínteres liberando los millones de litros que fluyen de las cuencas lecheras europeas, al contrario de las vacas nuestras, que se niegan a abrir sus válvulas cuando, bajo techos de herrumbradas calaminas, escuchan los compases de las cumbias villeras que presiden el repertorio monocorde de nuestros vaqueros criollos. 

Vista desde lejos, la ganadería lechera europea engaña, parece fácil, toda subsidiada y aséptica  Parece que la leche ya sale directamente en polvo, enlatada, descremada y pasteurizada por el propio Pasteur.  Desde la injusta perspectiva de la distancia, la ganadería europea parece un juego que, por supuesto, no lo es…pues allí también existen las garrapatas, las postemas y mataduras, las malezas que invaden los potreros, las peleas por los precios, las protestas con tractores y los volcados de miles de litros de leche para protestar, la vaca loca, el tiempo loco, los quesos hediondos y el trabajo duro, como aquí.

Vista desde lejos, por tele, la ganadería lechera europea invita a escribir estas cosas que −aunque dichas sin mala leche−, hacen parecer que el autor no tiene nada mejor de qué ocuparse…

martes, 29 de noviembre de 2011

MUYURINA INVADIDA

Digámoslo alto, breve y claro, en un solo párrafo: Las tierras de Muyurina han sido invadidas. La invasión ha sido perpetrada por personas que dicen no tener tierra pero no son más que unos vivos que, teniendo ya terrenos y casas en otros lugares, y haciéndose pasar por pobrecitos y desamparados, en realidad son delincuentes profesionales que se ocupan a tiempo completo de andar invadiendo la propiedad privada de otros.
Fuerte, breve y claro: Estas personas tienen aspiraciones y derechos, como los tenemos todos, pero también tienen el deber de someterse a la ley. Y si no lo hacen, pasan a ser delincuentes, triste título que no les puede quitar ni el evidente apoyo político con que cuentan ya que nadie, por muy real que fuese su carencia material, puede directamente hacerse del bien de otro contra la voluntad del propietario.
En el caso que nos ocupa, la carencia no es real, los invasores son una gavilla de maleantes acompañados de unos pocos que realmente no tienen techo y que son vilmente utilizados por los profesionales del cinismo y el irrespeto por lo ajeno, en un caso más en el que los vivos se aprovechan de los bobos. Pero lo más preocupante es que este caso representa una tendencia que, lamentablemente, poco a poco está ganando carta de ciudadanía en nuestro país, con la frecuente invasión de predios privados y productivos ante la paciente y cómplice mirada −e inclusive el aliento− de quienes demagógica e irresponsablemente están jugando con fuego al propiciar o permitir el desconocimiento de derechos y el desmontaje de nuestra institucionalidad.
Haga un clic en el libro “El Establo”, en la parte que dice “bajarse el libro”, y busque allí el artículo sobre Muyurina para enterarse de cuánto esa escuela contribuyó al desarrollo agropecuario −y por lo tanto económico−, y a la construcción de mayor igualdad social en el país, y más específicamente en el norte cruceño. Los que allí estudiamos teníamos los más diversos orígenes y, sin embargo, aprendimos a entendernos y querernos sin importar nuestras posiciones sociales, porque en Muyurina todos éramos verdaderamente iguales, usábamos los mismos baños y dormitorios, compartíamos la mesa y competíamos en igualdad de condiciones por la misma comida, estudiábamos, hacíamos deportes y nos divertíamos en las mismas canchas, salas de estudios, clases, juegos y el teatro, e íbamos juntos a misa.
De la misma manera y por igual, sin favoritismos, blancos y mestizos, hijos de tradicionales familias cambas y recién llegados colonos collas despicábamos juntos maíz, a mano, carpíamos caña o arrancábamos yuca, sin preferencias, sin que supuestos hijitos de papá se quedaran en la sombra. En Muyurina discutimos abiertamente, ampliamos nuestra visión, aprendimos de cooperativismo, y colaboramos con el ECAM, escuela técnica para campesinos que no estudiaban en Muyurina durante el año lectivo pero se capacitaban allí durante las vacaciones.  A mi promoción en particular le tocó bajar del tráiler los tan esperados equipos de la radio María Auxiliadora que tanto ha contribuido a la educación, información y recreación en los rincones más alejados de los pueblos y del campo norteño. A mi promoción y a otras nos tocó colaborar para la construcción de escuelas e iglesias en zonas rurales, así como hacer parte de innumerables misiones solidarias.
Por eso es que una vez salidos de Muyurina nos reunimos siempre que podemos y nos apoyamos mutuamente, porque nos consideramos hermanos.  Y es por eso que esta nota representa, sin excepción, el sentir de todos los ex-alumnos de mi promoción. Y es por eso que sin repetir las consabidas frases de que “no vamos a permitir” esto y aquello, ni que “iremos hasta las últimas consecuencias”, nos declaramos firmes defensores del modelo social y productivo que se nos enseñó en Muyurina, y nos reafirmamos en las convicciones éticas, morales y religiosas que aprendimos allí.
Y es por eso que exigimos que los invasores abandonen de inmediato los terrenos, y reclamamos que las autoridades cumplan su deber y, haciendo uso de sus prerrogativas constitucionales,  hagan que la policía los saque del lugar, sin utilizar la violencia. Recomendamos ese curso de acción porque creemos que hay que extirpar el mal antes de que se expanda, y porque anticipamos que el desconocimiento de la autoridad y las instituciones, y la usurpación de derechos, es el camino más corto hacia la desintegración de una sociedad y la ruta más corta para que se desate la violencia.
Digámoslo fuerte, claro y breve, en un solo párrafo: Una escuela con tanto mérito no puede ser tratada así, y si los invasores no atienden razones, porque no les conviene, las autoridades sí deben hacerlo, porque es su deber cumplir y hacer cumplir la ley, independiente de su orientación política, independiente de si son o no ex-alumnos de Muyurina.  De nuestra parte, los ex-alumnos, como buenos cristianos y honrados ciudadanos, seguiremos vigilantes hasta que así sea.
riopalo1962@gmail.com

domingo, 20 de noviembre de 2011

CRITICUM TRITICUM

Hoy me mandaron a comprar pan y, para no seguir “peleando por todo y por nada”, como me reprochan por ahí, fui calladito, sin respingar ni protestar. Fue una de las pocas veces que llevé el pan a la casa, y la primera vez que llegué con la marraqueta bajo el brazo, como dicen que hacen los bebés, sobre todo los supernumerarios.

La experiencia de comprar pan fue muy interesante, no lo niego, y aparte de ponerme a la par del precio de las marraquetas, el mollete y las tortillas, me dio la oportunidad de reflexionar sobre el trigo, Triticum spp., maravilloso cereal con el que los bolivianos siempre hemos tenido una crítica relación, de ahí el nombre de esta crónica...

En el mercado internacional, no obstante el permanente empeño de los chinos en fabricar más chinitos y en almorzarse la cena del mundo, no se prevé para este año una carencia del cereal ni, por lo tanto, un aumento en su precio. La producción de repúblicas asiáticas que antes eran parte de la Unión Soviética parece estar en aumento lo que, a pesar de bajas en algunos otros productores y exportadores tradicionales como Argentina, hace que se tenga una expectativa de producción mundial de alrededor de 683 millones de toneladas para este año. A pesar de sus dinámicas internas, los grandes productores de trigo de siempre, pues, se encargarán de que no falte trigo ni pan en las canastas.

Pero, aunque nos afecta −y mucho− la situación internacional del trigo, el tema de esta crónica no es ese, sino la realidad doméstica. La doméstica, pero no la de mi casa, donde con seguridad me seguirán mandando a comprar el pan, sino la del país. Es decir, y por casa, ¿cómo andamos? Bueno, aquí la situación del trigo es otra, y no obstante nuestros grandes progresos, seguimos siendo dependientes de importaciones de grano y harina, sin la cual no se puede hacer el pan de trigo y en cuyo caso, seguramente, ya me mandarán a comprar pan de arroz.

Todavía no nos autoabastecemos y no estamos muy cerca de lograrlo. Todavía importamos el 70% de nuestra demanda interna, es decir que tenemos que comprar afuera más de 45.000 toneladas de grano y más de 300.000 toneladas de harina cada año, erogando por ello cerca de 120 millones de dólares americanos. Santa Cruz siembra aproximadamente el 80% del trigo nacional y nuestra producción propia, que se acercó a las 200.000 toneladas en 2009, en 2010 bajó a 172.000 toneladas y en el invierno de este año ha caído a menos de 70.000. Siendo que nuestro requerimiento interno nacional es de unas 650.000 toneladas anuales, con lo que se produjo este año en Santa Cruz solo podríamos atender una novena parte de la demanda interna, por lo que las importaciones serán aún mayores que las señaladas arriba.

Por otro lado, la producción nacional se ve frenada por maniobras inverosímiles pero reales en las que −yo no sé cómo, pero les garantizo que sucede−, las importaciones salen bastante más baratas que la producción nacional. Dicen que esto se debe a que los rendimientos fuera de Bolivia son tanto más altos que permiten importar y vender en el país a precios más bajos que los de la producción local pero,…¿será así realmente?

Aunque evidentemente aún hay mucho margen para mejorar los rendimientos locales de trigo, yo creo que la solucionática a la problemática del trigo no pasa solamente por el lado de la producción. Parece que aparte del infaltable empeño de los agricultores y sus gremios, se requiere de una receta que incluye, en proporciones adecuadas, menos discurso y más apoyo real por parte del gobierno, menos informalidad comercial, menos importaciones milagrosas, más investigación para combatir las enfermedades mediante variedades resistentes y productivas, y una pizca de ayuda de San Pedro, a quien, en nombre de los trigueros, le mando en este momento un guiño de complicidad.

Como ven, la involuntaria compra de pan me puso, sin esperarlo, frente al trigo, y su problemática. Las vitrinas, canastas y cazuelas están llenas, parece que todo está normal en Mr. Bread, en las bicicletas panaderas de los barrios, y en los puestos de pan de batalla de La Ramada. Pero por debajo la guerra continúa, y el drama es todavía el de los tres tristes tigres trillando trigo en un trigal…, tremenda tragedia del tradicional trabalenguas que trunca la tranquilidad, trayendo una trama de tribulaciones y tropiezos triples al trabajador, al tractorista y al tropietario, a los que la tribu tropera trepada al potro, al tren y al trono, trata de trastornar con trampas en teatrales tramoyas tributarias.

riopalo1962@gmail.com

sábado, 12 de noviembre de 2011

EL HOMBRE Y LA MÁQUINA

Quien, leyendo el título de esta crónica, se anticipe a pensar que la misma tratará sobre los adelantos tecnológicos y el progreso social iniciados con la revolución industrial, está equivocado.  No nos referiremos a la histórica relación hombre - máquina en sentido general y abstracto, no. Hoy hablaremos del especial y concreto vínculo que tuvo un hombre determinado con una máquina en particular.

El hombre del que nos ocupamos en esta crónica era menudo, flaco, chueco, blanco, lunarejo, con unos bigotitos chocos y menos poblados que los macollos de pelos negros que le salían invariablemente por la nariz.  Andaba siempre enchinelado, siempre con el pelo desaliñado y lleno del polvillo de la cosecha de turno, sea arroz o soya, soya o arroz, a veces sorgo, y trigo, una que otra vez. El hombre, muy humilde, andaba siempre sonriente y de buen humor, excepto las muy raras ocasiones en que le venían sus enojos ‘light’, −una especie de rabia ligera, incapaz de afectar siquiera a un mosquito−, y la infaltable sonrisa de su cara ya no era tan amplia ni evidente. 

Cuando no estaba abajo, en el suelo, con la máquina apagada o funcionando en ralentí, resolviendo problemas a martillazos y a precisos movimientos de llaves chinas, argentinas y alemanas, el hombre estaba arriba, operando a tres metros del suelo, sentado en su sillón de mando, bajo un raído y desteñido toldo, dueño de sus palancas, pedales y volante −dueño también de su galón con agua y su machete−, dominando el panorama, divisando hasta el horizonte, determinando el ancho de las melgas, calculando el corte necesario para completar la tolva, estimando el recorte faltante para llenar la chata, teniendo cuidado de no atropellar una tapa de petos en el cordón vecino…

La máquina, su mejor amiga, de un color amarillo despintado, con partes peladas de color metálico, carraspeaba, tosía, vibraba, se movía de un lado para otro, se zarandeaba, parecía que ya iba a desarmarse, a destartalarse ante la mirada mitad-pánico-mitad-esperanza de sus pobres propietarios. 

La máquina, un raro ente con voluntad propia, un animal de aspecto antediluviano, una mezcla de nave espacial con dinosaurio terrestre, carraspeaba, se quejaba, chirriaba con sonidos metálicos y olor de combustibles y lubricantes  fósiles, propios del centro de la tierra, mientras sus punta-de-ejes se resentían del esfuerzo y se turnaban para no romperse al unísono, sus zarandas se meneaban acompasadamente, su chimango se ponía erecto, como viril miembro mecánico, su motor Mercedes se encabritaba, su caja de cambios se engranaba a saltos, y su molinete, ávido de tallos, de ramas, de hojas, vainas y espigas, giraba sobre su propio eje para empujar las plantas a su garganta.

La máquina era toda una vieja fábrica de fierros ordenados y en sincronía: cabezal, caracol, cuchillas, dientes, dedos retráctiles, cóncavo, cilindro de barras, cintas y cadenas transportadoras para llenar tolvas y tolvas de granos despicados. La máquina era una sinfónica de latas, rodamientos, engranajes, correas grandes, medianas y chicas, todo con una seriedad que no podían disimular ni el variador de velocidad, ni el vergonzoso y coqueto desgonce de sus pequeñas ruedas traseras.

Ambos, el hombre y la máquina, se entendían muy bien, y no vivían el uno sin la otra, ni la otra sin el uno.  Si la una se empacaba, el otro se empeñaba en desempacarla, pues la quería siempre activa, siempre altiva, siempre viva. Si el uno se enfermaba, la otra se ponía triste y esperaba paciente el retorno de su amigo. La máquina y el hombre eran mutuamente dependientes, vivían en simbiosis, en relación de interés recíproco, pues de su trabajo en tándem, en equipo, dependía que ambos estén bien, bien aceitados ambos.

El hombre tenía el feliz nombre de Felicindo Quispe, y la máquina era una Sperry New Holland 1530, comprada con dificultades y con plazo en 1977.  El hombre debe andar por ahí, seguramente aún con la sonrisa a flor de labios, seguramente al mando de alguna máquina moderna, con todo electrónico, hidráulico y refrigerado. La máquina, maravilla de la mecánica, lamentablemente tuvo que ir a parar en manos de alguien que no la merecía, que enturbió una amistad de muchos años y se burló de la memoria del dueño y de su viuda…

Pero esa ya es otra historia, que es preferible no recordar para no manchar la memoria del hombre bueno,  el muy afectuoso y paciente Felicindo, ni de su inseparable amiga, la amarillita, la leve gallareta de los arrozales del norte cruceño…

riopalo1962@gmail.com

domingo, 6 de noviembre de 2011

VECINO GIGANTE


Abra bien los ojos y mire hacia el oriente, más allá de nuestras fronteras, y con mucha facilidad se encontrará con un gigante de nombre Brasil. Gigante en tamaño, economía, comercio, biodiversidad, futbol, playas, garotas y en auto-calificación, Brasil también ostenta el título de gigante del agro-negocio y, particularmente, de la agroindustria cañera.

Estuve ahí hace poco, y no obstante que visito periódicamente ese país desde 1978, y que estudié agronomía allí entre 1981 y 1985, habiendo regresado innumerables veces por trabajo y por turismo, en esta visita a la zona cañera de São Paulo quedé impresionado con la inconmensurable inmensidad de su potencia económica. Ellos son, y lo saben, la primera potencia mundial en producción de caña, de azúcar y de alcohol y, por tanto, también la primera en biocombustibles y energía eléctrica natural.

Brasil es, pues, un gigante. Es uno de los principales productores y mayores mercados en maquinaria agrícola, en biotecnología, semillas, agroquímicos y fertilizantes, y su protagonismo en la cadena agroindustrial incluye ser el campeón mundial en la producción de café, azúcar, jugo de naranja −el desayuno casi completo−, así como también en la producción de soya, maíz y carnes de todo tipo.
Los agro-negocios brasileños generan casi el 25% de su PIB, emplean a más de la tercera parte de su fuerza laboral, y su balanza comercial les es ampliamente favorable, con exportaciones agropecuarias que en los doce meses entre agosto de 2010 a julio de 2011 sumaron más de 85.000 millones de dólares. Y si esas son sus exportaciones, su producción es todavía considerablemente mayor, teniendo en cuenta que también tienen un gigante mercado interno.

Pero, volvamos ahora al área de la agroindustria cañera, y consideremos solo los principales rubros de esta noble sacarífera: Brasil es actualmente el primer productor mundial de azúcar, con unos 37 millones de toneladas en 2011, y segundo productor mundial de etanol (primero en exportaciones), siendo que el 15% de sus agro-exportaciones son de estos dos rubros, lo que les rinde unos 10.000 millones de dólares anuales.

En Brasil se plantan alrededor de 8 millones de hectáreas de caña y se muelen anualmente unos 600 millones de toneladas, lo que les da un promedio nacional de 75t/ha, rendimiento promedio con el que no están para nada conformes. Para procesar semejantes volúmenes de caña, poseen exactamente 439 ingenios sucro-alcoholeros en funcionamiento pleno, y saben que necesitan entre 15 y 20 ingenios nuevos cada año para poder sostener la creciente demanda interna de alcohol y sus compromisos y expectativas como líderes internacionales en el tema.

130 de sus ingenios sucroalcoholeros ya venden energía eléctrica excedentaria a sus propias necesidades de funcionamiento, lo que los brasileños, muy ágiles en el marketing, ya denominan bioelectricidad, pues es producida a partir de bagazo y, ahora, también del rastrojo –la punta de caña y la hojarasca− que otrora se quemaba o se dejaba en campo. De hecho, en el nuevo rubro de la bioelectricidad, los brasileños ya tienen un excedente anual de energía eléctrica que equivale a 3% del total consumido en el país, es decir lo suficiente para abastecer unos 5 millones de residencias cada año. Y sus planes para el 2020, con inversiones que ya están en marcha, son de atender el 15% de sus necesidades internas de electricidad, lo que equivale a tres represas como la de Belo Monte, que cuando esté concluida será la tercera más grande del mundo, pues actualmente está bajo polémica y accidentada construcción.

En el rubro de los biocombustibles, que no es lo mismo que la bioelectricidad, los autos flex ya son casi la mitad de la flota total de vehículos que circulan en ese país, y la tendencia es de crecer mucho más, y en bioplásticos producidos a partir de caña, las 550.000 toneladas métricas que Brasil producirá para 2012 ya lograrán satisfacer el 1% de la demanda mundial de plásticos, con enormes ahorros en emisión de gases de efecto invernadero.

Pero…,¿están los brasileños de acuerdo con que ellos son la primera potencia mundial en caña de azúcar y sus derivados? Creo que no…y con el mismo principio, legalidad y legitimidad con que se elige a una Miss Universo, los brasileños podrían reclamar, si no lo hacen aún, ser la primera potencia galáctica en caña de azúcar, pues aunque ellos y yo somos unos firmes convencidos de que hay vida en otros planetas del universo, más raro sería que la haya y que se produzca caña, azúcar y alcohol en algún otro planeta de nuestra galaxia, en la que los platillos voladores no se mueven a etanol ni son de tecnología flex. En ese sentido, entonces, Brasil es único y número uno, en nuestro planeta, en nuestro sistema solar, y debe serlo también, en nuestra galaxia. Y si no lo es, no importa, igual ellos, desenfadados y enojaopas como son, lo van a repetir hasta que parezca verdad…
Nos guste o no, pues, el pentacampeón planetario del gol, es también campeón galáctico del etanol. Como para tenerlo en cuenta en nuestro pequeño país, donde escasea el gol y la borrachera de poder hacer parecer que abunda el alcohol.



domingo, 30 de octubre de 2011

EL TEMA QUEMA

El tema quema, y debe ser tratado con seriedad. En lo que a mí respecta, el tema me arde en las manos, y se me calcina la conciencia, tanto que no me deja dormir.  Está terminando una nueva temporada de seca y de quemas, con la que terminan también los espectáculos mediáticos y discursivos que hemos estado presenciando de parte de las autoridades, los agropecuarios −grandes o campesinos−, ambientalistas de toda laya, la prensa, y la opinión pública en general.  

Se apagan, con las primeras lluvias, los fuegos reales y los de artificio. Ahora que ya llovió un poco y la temporada de lluvias empieza a instalarse, muchos respiran hondo, aliviados, y proceden a archivar el tema hasta que llegue el mes de julio, y las primeras columnas de humo en el horizonte les recuerden que, de nuevo, se viene la humareda.  Ahí, entonces, empezarán a desempolvar sus papeles, antes que se les quemen, a reactivar sus discursos, a convocar a algunas reuniones −algunas públicas, otras privadas−, diseñarán afiches, elaborarán jingles radiales, mandarán brigadas educativas al campo, nos recordarán leyes y decretos, derechos y deberes, contratarán servicios de monitoreo remoto, re-estudiarán terminología estadística, y se prepararán, bastante reactivamente, para atender las airadas quejas de la ciudadanía.

Algunos dirán, seguramente, que mi recuento de sus acciones es incompleto e injusto, que son calumnias de la oposición, que yo soy opositor por gusto y que me opongo a todo, y malgastarán su energía en atacarme. Otros, irónicos y afectos a las rimas malas, como yo, dirán que “con la boca y el dedo se hacen potreros”, o, hechos los payadores, dirán que “otra cosa es con guitarra”, o que yo aprendí a nadar por correspondencia.

Y es verdad, aunque yo no soy ni oposición ni situación, y me cuesta nadar contra corriente, sé que por ahora básicamente aporto con teoría… No lo niego, pero creo que también agrego al debate algunos elementos que no son usualmente considerados, y sin los cuales, los ruidosos y estentóreos alborotos de cada año no serán otra cosa que simples y devaluados alborotos anuales, nada más.

Lo que hace falta,  aparte y además de lo mucho que ya se viene haciendo, aparte y además de los afiches, de los jingles, de las campañas, de los convenios con la fiscalía, aparte de las leyes y decretos, aparte de las alertas tempranas, de las operaciones de emergencia y los primeros auxilios, aparte del seguimiento remoto y las estadísticas, aparte de las reuniones y los discursos, aparte de las amenazas, las multas, y los cuatro presos, lo que hace falta es el análisis serio y la planificación de largo plazo. Lo que hace falta, de una vez por todas, es un sistema y aparato integral y permanente de atención del tema.  Algo que trascienda el POA de cada año y se extienda por diez años, tiempo necesario e imprescindible para manejar seriamente el tema.     

Lo que falta para poder planificar correctamente es mucho, y es complejo, pero igual se lo puede resumir en un párrafo: Sector por sector, principalmente los agropecuarios, y en coordinación amistosa con ellos, trabajar en la identificación de las fuentes, hacer cálculos e inventarios de emisiones, investigar las prácticas emisoras, verificar porqué son necesarias, cuánto miden o qué volumen tienen, y cómo se las puede sustituir por mejores prácticas. Identificadas las fuentes y sus alternativas, trabajar con cada sector incentivando la elaboración y adopción concertada de políticas para la eliminación de las quemas por parte de cada sector productivo, sin olvidar la necesaria gradualidad, la investigación y tecnología, los incentivos y premios, y la educación permanente.

Todo esto requerirá de paciencia de la ciudadanía y la opinión pública, de vigilancia informada por parte de la prensa, de seriedad y compromiso real por parte de los sectores productivos, y de visión despolitizada y de largo plazo por parte de las autoridades. Sin lo anterior, y sin mediciones graduales de los progresos que se alcancen, se seguirá como ahora, disparando sin mucha precisión, como con escopeta, achacando a ciegas, ensañándose contra el enemigo equivocado, y tumbando culpables e inocentes, más por azar que por puntería.

Es urgente que desde la región nos pongamos a estudiar seriamente la situación, caso contrario las autoridades se ensañarán injustamente con quienes menos aportan humo pero están más a mano, más cerca de los principales centros urbanos,  y son más fáciles de achacar. Es urgente hacerlo y, porque el cambio deberá ser gradual y demorará mucho tiempo, por lo menos unos diez años, hay que empezar de una vez, ahora que ya está empezando a llover.  De lo contrario, los dioses del Olimpo –algunos dicen que son, más bien, dioses del collimpo, que moran y mandan desde una paradójica atalaya hundida en una hoyada−, insistirán con ordenar verticalmente, con decretos y leyes, que las quemas se acaben de un año para el otro.  Cuando lo hagan, arderá Troya por unos días, quizás semanas, hasta que los hombres le encuentren la vuelta y los dioses se cansen del tema y empiecen a mirar para otro lado, como ocurre siempre. Distraídos los dioses, volverán a su auge las quemas, y los hombres volveremos a hacernos señales de humo, y nos pondremos  a vender aire caliente y a mostrar las estadísticas de las ventas.

No sigamos haciendo eso, compañeros, no hace falta que sigamos haciendo el ridículo. Completemos las ya numerosas e importantes acciones que estamos implementando cada año con otras que todavía hacen falta, y tratemos el tema de manera integral, con verdadera seriedad, sin solemnes discursos, pero con firmeza, constancia, y buen humor.   

Quema, el tema quema,
molesta como una postema,
y no se cura con un enema,
ni con clara de huevo, ni con la yema.

El tema es serio, pero igual hay que atenderlo con buen humor y, aunque sea, con malas rimas.

El campo arde y las ciudades se sofocan cada año entre agosto y octubre. Y cómo me arde a mí la conciencia, el año redondo, por no hacer otra cosa que escribir arrítmicos versos, odas fuera de moda, ridículos artículos, anacrónicas crónicas y por, desde mi establog, ponerme a webear al respecto. Falta que alguien me diga “hacé versos y no odas”.  Pero eso no sería suficiente para que yo me deje de oder y, aunque se enojen los dioses, seguiré odiendo con el tema…porque el tema quema.

riopalo1962@gmail.com

domingo, 23 de octubre de 2011

MÁS SOBRE LOS CAMBIOS EN EL HUSO HORARIO


La semana pasada vimos parte de los reportes de nuestros corresponsales en el campo respecto a las reacciones que se están teniendo en el área rural sobre el muy probable cambio en el huso horario. Como recordamos, la mayoría eran reacciones de molestia y extrañeza en las que también se revelaba una gran dosis de confusión.

En esta entrega, complementamos el informe de la semana anterior y ofrecemos al lector unas cuantas reacciones más, así como derivaciones y consecuencias que ya se están previendo ante la tan anunciada como polémica medida de adelantar los relojes para aprovechar mejor la luz del día en primavera y verano.

Reunidos en un galpón, en la región chaqueña, los sufridos trabajadores de la propiedad “Aguacero”, llamada así porque en ella no se ha podido encontrar agua, es decir, que su subsuelo es cero agua, también habían ya analizado la situación y dijeron a nuestro reportero que, para ellos, el cambio de huso horario sería una decisión negativa contra la que pensaban protestar bloqueando el tráfico y la corriente a la altura de Río Seco.   “Estos cambios innecesarios no hacen más que yaparle agua al río de dificultades que tenemos en el campo, donde siempre andamos con el agua al coto”, habrían dicho, muy enojados.

“Que nos cambien el horario en el que las guaracas cantan todas las mañanitas saludando a nuestros hermanos, que nos alteren la hora en que, en primavera, los cucos y las charas empiezan a berrear con su infernal sonido de bocinas roncas y sus lamentos lastimeros de plañideras, es algo que no estamos dispuestos a tolerar”, dicen que dijeron, agregando que “tampoco están de acuerdo en que se modifique la hora en que las chaicitas, las cuquizas, las totaquis y las torcazas se van a sus dormideros”.

Similar reacción se reporta del noreste del departamento, de la zona de “San Roque Flautero”, donde a la tardecita, cuando ya tiñe la noche, desde tiempos apenas posteriores al precámbrico los murciélagos fruteros salen a revolotear alrededor de los bibosis y las garzas se van a blanquear sus garceros. “Con tantos cambios, los perros empezarán una hora antes a dar sus vueltas y cavarán una zanja honda antes de dar la última vuelta y echarse”, reportan nuestros corresponsales que dijeron en la radio local.  

Argumentando que en el campo no tienen problemas de energía, que les sobra la leña y sus mecheros consumen cantidades insignificantes de diesel, en varias zonas rurales del departamento ya se han escuchado amenazas de hacer cambios más profundos y radicales, para ver si así escarmientan las autoridades y sus ocurrencias.

El acta de una reunión comunitaria a la que tuvo acceso uno de nuestros reporteros dice, literalmente, lo siguiente: “Con estos problemas citadinos trasladados al campo, sin que en el campo los pidamos, tendremos que adquirir también otras características urbanas y pasar a denominar las cosas del campo con denominaciones más urbanas y, supuestamente, civilizadas.  Así, todo capataz pasará a ser conocido como “Coordinador de Recursos Humanos y Herramientas”, el vaquero será simplemente “Secretario de Ganadería”, el peón será “Encargado de Labores Multidisciplinarias, Aleatorias y Arbitrarias”,  el tractorista será “Conductor Empírico de Maquinaria de Alto Valor”, y el ordeñador será conocido con el nuevo título de “Trabajador de Partes Íntimas Bovinas”, entre otras”.

Nuestros corresponsales reportan que el movimiento rural es serio y nos dicen que han quedado muy preocupados de que cualquier rato al gallo se lo empiece a conocer como “coordinador de despertares ecológicos”. Pero lo que más preocupación dejó en nuestros reporteros es que buena parte de la gente entrevistada ya está hablando de hacer cambios mayores en la constitución política del establo, y eso sí que es serio.  Como para seguir atentos al tema…que seguirá siendo cubierto en este blog, mi establog, el establog del hombre de campo.

riopalo1962@gmail.com

martes, 18 de octubre de 2011

EL HUSO HORARIO


Como los lectores de mi establog irán captando poco a poco, con el fin de mantenerlos bien informados y enterados de los temas de actualidad,  desde esta columna de análisis agropecuario, forestal, pesquero y turístico, con gran seriedad humorística, estaremos periódicamente encargando reportajes y recibiendo informes de nuestros corresponsales en el campo.

En esta ocasión transcribimos un resumen de los reportes recibidos de las diferentes zonas del departamento y del país en las que están asignados nuestros corresponsales. El tema de hoy, muy en vigencia, es el de la anunciada medida de cambio del huso horario que, como todos saben, se está tratando de implementar en nuestro país con el fin de aprovechar mejor las horas de luz y el fresco de la mañana, y para consumir menos energía. El tema ya llegó también al campo, y el informe que presentamos a continuación recoge algunas de las impresiones y opiniones expresadas por la gente en el área rural.

Muy previsora, y sospechando que la medida del cambio de huso horario  llegaría algún día, la gente de campo ya desde hace mucho tiempo viene practicando el hábito de levantarse temprano, varias horas antes que la gente de la ciudad. Un poco contrariados, nuestros corresponsales tuvieron que hacer lo mismo para lograr las siguientes notas breves, que incluyen hasta opiniones de animales, expresadas a través de la gente que trabaja con ellos.

Don Facundo Trapero, al que le dicen “don fecundo tropero” porque tiene una numerosa prole, se manifestó molesto con la posibilidad de que la medida sea confirmada e impuesta, según dijo, “por instrucciones emitidas a miles de kilómetros de distancia horizontal y miles de metros de lejanía vertical de aquí”. Muy descentralizado y autónomo él, con casas y familias regadas por toda la zona de Santa Rosa de la Mara, el famoso “don fecundo” es un militante combatiente contra el centralismo, y se opone sistemáticamente a toda medida que no sea debidamente consultada en el campo, espacio que él define irónicamente como “esa vasta región que también incluye al oriente boliviano”. 

En el establo de la hacienda “El Latifundio”, de 499 hectáreas, varios trabajadores reunidos allí a la hora del almuersiesta se mostraban preocupados con lo que podría pasar con las gallinas que, confundidas con la medida, se tendrían bajar del gajo una hora antes y, por lo tanto,   acostarse también una hora más temprano. Los trabajadores −y sobre todo las gallinas−, tienen miedo de que se crucen sus agendas con la del gallo, y que todo se desorganice, que no haya tiempo pa’ el mañanero, que al gallo no le dé tiempo para atenderlas a todas, en fila, que los polvoretes se acorten aún más, que se acaben antes de lo que canta un gallo, y que los gallos tengan que salir apresurados y desalentados a cantar, con el peligro de que se les salgan los gallos.

Las vacas, por su parte, en todas las lecherías visitadas protestaron por lo que suponían sería el inicio más temprano de la ordeña, cuando ellas ni siquiera están listas, no se han aseado ni arreglado, y aunque todavía están sin sostenes, tienen sus esfínteres cerrados, y no han completado adecuadamente el tiempo necesario para el metabolismo de sus alimentos, mismo que se corona en la ordeña con las sonoras y acumulativas caídas del jumbacá.

Pero no todas son quejas. En la comunidad Urkupiña, dedicada a la producción de piña, los colonos señalaron que la medida tendría la ventaja de confundir a los mosquitos, que aparecen diariamente a la oración y que con el cambio de horario, si son obedientes, tendrían que aparecer una hora más temprano, cuando ellos, los colonos, todavía no estén disponibles para que les piquen.  A pesar de su experiencia, nuestro reportero no entendió muy bien el análisis de los hermanos de Urkupiña, lo que tal vez refleja que la misma medida no está siendo bien entendida…ni por los colonos ni por los mosquitos.

En la zona de “Camba Vivo”, un agricultor de origen italiano, de nombre Horacio Vespertino, piensa que el famoso cambio de huso horario alterará su uso de la oración, que es el tiempo de final de tarde en el que él suele irse a pescar, o la hora en que, según él, se larga a espiar jochis en sus yucales.  Yuquero como es él, sin embargo, sus trabajadores dijeron a nuestro corresponsal cosas ‘off the record’ que no podemos publicar porque fueron dichas “off the record”.

Ya en la ciudad, en la avenida y boulevard Monseñor Rivero, donde a esa hora de final de tarde que en el campo se llama la oración,  le llaman ‘happy hour’,  la cosa es distinta, y nuestros corresponsales dicen que la gente de campo opina que algunos agricultores que frecuentan el boulevard, y que manejan sus chacos desde un celulard, con el cambio de huso horario comenzarán −pero no terminarán−, su ‘happy hour’ más temprano…Tal vez se deba a que ahí hay moscas pero no hay mosquitos.

Muchas otras opiniones fueron cosechadas por nuestros reporteros, pero no se pueden publicar hoy por limitaciones de espacio y quedan pendientes para próximas entregas.

riopalo1962@gmail.com

jueves, 13 de octubre de 2011

ARRANCAMOS...

Como ya sabemos, en toda propiedad rural hay lugares en los que los trabajadores y dueños suelen encontrarse o reunirse para organizar el trabajo del día, o donde se quedan haciendo trabajos distintos y conversando cuando el mal tiempo no los deja salir a la intemperie. Esos son también lugares donde uno se puede echar una siesta, y hasta donde se puede echar algo más como eso que echa el gallo y se sacude, y donde se aprenden muchas cosas. De hecho, el Analista de Bagé, un gaucho de Río Grande do Sul, al que conocí en mis años universitarios, haciendo alusión a uno de esos sitios, dice que “lo que no aprendió en el galpón, lo aprendió atrás del galpón”.

Esos benditos y muy didácticos lugares, sean galpones, establos, pesebres, cobertizos para animales y maquinaria, depósitos de herramientas, almacenes de granos, combustible o agroquímicos, barracones, las punillas de las casas de hacienda, o inclusive árboles sombrosos y hasta hangares de aviones, son los sitios donde todo se sabe o se llega a saber, donde más de la mitad es inventado, y donde se pasa una buena parte del tiempo que, por no estar uno en la ciudad,  está en el campo.

Por esas razones es que esta sección que inauguramos hoy llevará el nombre de El Establo, tal como se denomina también un libro del autor de este blog, publicado el año 2008, y en el que se acopian varias de sus crónicas y cuentos del campo cruceño.

El blog promete ofrecer una adecuada combinación de temas atemporales con temas de actualidad y, dado que el campo no es solo la agricultura o la pecuaria productivas,  se propone también entrar periódicamente en terrenos  como los de la industria forestal, la silvicultura, la pesca y los pesqueros, el paisajismo, la jardinería, el turismo de naturaleza y el turismo rural, las fiestas y ferias de los diferentes rubros productivos, la vida de la gente en ambientes rurales, sus malos caminos, sus casas, sus plagas, enfermedades y malezas, los precios de los productos en el mercado local, nacional e internacional, sus industrias beneficiadoras, su maquinaria e implementos, la investigación, la extensión, la transferencia de tecnología, y un largo etcétera de temas en los que el protagonista principal, el rey, es el hombre de campo, sea macho o hembra, sea sintético o simbólica.

En este blog trataremos de infundir optimismo y ganas de producir respetando el medio ambiente, con una mirada moderna hacia el horizonte, pero sin olvidar las raíces y el pasado. En este blog recuperaremos el ánimo y el orgullo de los productores, tan venidos a menos y tan artificialmente devaluados en los últimos tiempos, y haremos crecer el concepto de que en el campo está el futuro del país.

Si nada se nos cruza, saldremos hasta dos veces por semana, con textos de mesurada extensión, lo que a la vez que nos limitará para tratar en profundidad todos los temas que quisiéramos, a la vez nos permitirá volver sobre ellos, tomarnos un respiro entre una publicación y la siguiente, como para no estresarnos ni estresar al lector al que, más bien, aspiramos ofrecerle un momento de lectura ligera, informativa y entretenida, liviana pero sólida. 

Este blog está dirigido, pues, al hombre de campo o al que, sin asomarse mucho por áreas rurales, se dedica de una u otra manera a la actividad agropecuaria, forestosilvopastoril, ecoturística, pesquera, jardinopaisajística, natural y rural  en esta región de nuestro multidisciplinario, intercultural, plurinacional, etnolingüístico, andinocéntrico,  antropogénico y ultrafolclórico país.

Seguramente que al abrir este blog nos estamos metiendo en un chiribital, o en un berenjenal, o en un uñagatal, elija usted el terreno, pues pretender tratar temas tan amplios como los mencionados, y no solo en el ámbito rural, y hacerlo en un blog con pretensiones seriamente humorísticas es como exagerado, es como meterse en camisa de once varas, ¿no?  Pero así, nomás, somos nosotros, siempre hemos sido extremadamente irresponsables, tanto que nuestra cara de serios y nuestras malas pulgas no lo consiguen negar.  Siempre hemos exteriorizado una audacia que más es reflejo de inocencia o, peor aún, de ingenuidad, que de coraje.  Siempre hemos sido intrépidos, tal como calificó su padre a un amigo que a los once años ya sabía pedalear en su triciclo, y cantaba y bailaba con gracia el “velento, velento, que me lleva el viento”, para la delicia de los amigos del viejo.

En este blog trataremos de ser intrépidos en el deporte extremo de subirnos a los papayos, serios pero no solemnes, deliciosamente chistosos pero no vulgares, optimistas pero no tontos, breves pero no tanto.  Síganos, y se llevará de regalo mucha información técnica, grandes muestras de amor por la tierra, y toneladas de humor del bueno.  Y si le fallamos alguna semana, reclámenos, que seguramente nos encontrará atorados por la tecnología informática, a la que, por no conocerla, le tenemos terror. Pero ya sabemos que el hombre valiente no es el que no le tiene miedo a nada sino el que, aun estando zurrado de miedo, sigue pa’lante con sus ideas e ideales.  Y de esos hombres tratamos de ser nosotros…

riopalo1962@gmail.com