Inevitablemente
volvemos al tema del censo agropecuario, influenciados esta vez, lo admitimos,
por los resultados oficiales del censo de población y vivienda realizado el
2012.
Las
grandes dudas que dejan los resultados oficiales, con sospechosas disminuciones
de población o crecimientos demográficos relacionados con simpatías políticas o
deudas con determinadas regiones y, con la tantas veces repetida costumbre de
amañar resultados por presión de dirigencias habituadas a tener el poder
político del país, nos hacen prever que lo mismo podría ocurrir con el censo
agropecuario.
No
se extrañe el lector, entonces, si el departamento de La Paz aparece con más
área de caña de azúcar que Santa Cruz y Tarija juntos, o con más ganado bovino
que el Beni. Y no solo eso, sino también
con cañas más gordas y dulces, y la perspectiva de una aventura santa y buena
con este cultivo sobre el que cruceños y tarijeños seguramente no sabemos nada.
No
se asombre si las vacas del Beni aparecen con un cuerno, como el unicornio azul
que ayer se me perdió, y los novillos con dos gibas, como el camello o el
dromedario, o si la inseminación artificial se registra como que en Santa Cruz
se ordeñe a los toros y entonces la producción de leche no cuadre, o se
considere muy baja, y se encuentre en esta barbaridad el argumento para decir
que son ineficientes esos lecheros cruceños, y que de ahí derive la tesis de
inmediata comprobación de que hay que sustituirlos por hordas organizadas que bajen de la cuenca
lechera del altiplano para apropiarse de sus establecimientos.
No
se escandalice el lector si los censores, nuestros mensores porque nos hacen de
mensos, no reconocen los diferentes tipos de fundos y de medidas agropecuarias
porque no han leído El Establo, a pesar de que el libro está disponible
gratuitamente en este establog.
Hablando de
medidas, ¿sabrán lo que es una fanega, un almud o una guascada?, ¿no pensarán
que es una medida disciplinaria como las que usan, aplauden y alientan en la
famosa justicia comunitaria, a pesar de que por otro lado la repudian como
resabio de tiempos en los que los indisciplinados recibían su arrobita de guasca?
Es
preocupante el censo agropecuario porque, a juzgar por el censo de población, es
muy dable pensar que oculta obscuras intenciones. El INE, Institución Nefasta
de Evo, hace lo que le da la gana y lo maquilla como quiere y luego acusa de
opositor y politizador de temas al que ose decir que se equivocaron con
intención, que amañaron los resultados, que nos entregaron un fraude diseñado a
la medida de quienes no quieren al oriente, quienes nos quieren ver en apuros para
darle con cada vez menos dinero las cosas, bienes y servicios, que exigen de
inmediato los que recién llegan a estas latitudes descolgándose de sus cerros.
El
conteo del INE fabricó nuevos desaparecidos, y ya son más que los que
desparecieron en las dictaduras setentistas de todo el continente. Cada vez
somos menos, pues, los niños disminuyen pero los gastos en subsidios para su
faja etaria aumentan. Las estadísticas del
INE dicen que la mortalidad infantil ha disminuido —una muerte por persona, dijo
una vez, burlesco, un alcalde de pueblo—, pero la población no aumenta.
Al
paso que vamos, si mis advertencias se confirman, de lo único que podremos
decir que tenemos millones es de las totaquis y torcazas, de los pimpines y
ceboíses que se comen inclementemente nuestros granos, tema sobre el que
volveremos antes de que lo indaguen los amigos del censo.
Censuramos
los censos amañados. Es de sonzos hacer
censos para estimular el disenso y aniquilar toda posibilidad de consenso. Sensu stricto, la ganadería de gatos
encerrados parece ser la que más prospera en estos días.
riopalo1962@gmail.com