martes, 18 de octubre de 2011

EL HUSO HORARIO


Como los lectores de mi establog irán captando poco a poco, con el fin de mantenerlos bien informados y enterados de los temas de actualidad,  desde esta columna de análisis agropecuario, forestal, pesquero y turístico, con gran seriedad humorística, estaremos periódicamente encargando reportajes y recibiendo informes de nuestros corresponsales en el campo.

En esta ocasión transcribimos un resumen de los reportes recibidos de las diferentes zonas del departamento y del país en las que están asignados nuestros corresponsales. El tema de hoy, muy en vigencia, es el de la anunciada medida de cambio del huso horario que, como todos saben, se está tratando de implementar en nuestro país con el fin de aprovechar mejor las horas de luz y el fresco de la mañana, y para consumir menos energía. El tema ya llegó también al campo, y el informe que presentamos a continuación recoge algunas de las impresiones y opiniones expresadas por la gente en el área rural.

Muy previsora, y sospechando que la medida del cambio de huso horario  llegaría algún día, la gente de campo ya desde hace mucho tiempo viene practicando el hábito de levantarse temprano, varias horas antes que la gente de la ciudad. Un poco contrariados, nuestros corresponsales tuvieron que hacer lo mismo para lograr las siguientes notas breves, que incluyen hasta opiniones de animales, expresadas a través de la gente que trabaja con ellos.

Don Facundo Trapero, al que le dicen “don fecundo tropero” porque tiene una numerosa prole, se manifestó molesto con la posibilidad de que la medida sea confirmada e impuesta, según dijo, “por instrucciones emitidas a miles de kilómetros de distancia horizontal y miles de metros de lejanía vertical de aquí”. Muy descentralizado y autónomo él, con casas y familias regadas por toda la zona de Santa Rosa de la Mara, el famoso “don fecundo” es un militante combatiente contra el centralismo, y se opone sistemáticamente a toda medida que no sea debidamente consultada en el campo, espacio que él define irónicamente como “esa vasta región que también incluye al oriente boliviano”. 

En el establo de la hacienda “El Latifundio”, de 499 hectáreas, varios trabajadores reunidos allí a la hora del almuersiesta se mostraban preocupados con lo que podría pasar con las gallinas que, confundidas con la medida, se tendrían bajar del gajo una hora antes y, por lo tanto,   acostarse también una hora más temprano. Los trabajadores −y sobre todo las gallinas−, tienen miedo de que se crucen sus agendas con la del gallo, y que todo se desorganice, que no haya tiempo pa’ el mañanero, que al gallo no le dé tiempo para atenderlas a todas, en fila, que los polvoretes se acorten aún más, que se acaben antes de lo que canta un gallo, y que los gallos tengan que salir apresurados y desalentados a cantar, con el peligro de que se les salgan los gallos.

Las vacas, por su parte, en todas las lecherías visitadas protestaron por lo que suponían sería el inicio más temprano de la ordeña, cuando ellas ni siquiera están listas, no se han aseado ni arreglado, y aunque todavía están sin sostenes, tienen sus esfínteres cerrados, y no han completado adecuadamente el tiempo necesario para el metabolismo de sus alimentos, mismo que se corona en la ordeña con las sonoras y acumulativas caídas del jumbacá.

Pero no todas son quejas. En la comunidad Urkupiña, dedicada a la producción de piña, los colonos señalaron que la medida tendría la ventaja de confundir a los mosquitos, que aparecen diariamente a la oración y que con el cambio de horario, si son obedientes, tendrían que aparecer una hora más temprano, cuando ellos, los colonos, todavía no estén disponibles para que les piquen.  A pesar de su experiencia, nuestro reportero no entendió muy bien el análisis de los hermanos de Urkupiña, lo que tal vez refleja que la misma medida no está siendo bien entendida…ni por los colonos ni por los mosquitos.

En la zona de “Camba Vivo”, un agricultor de origen italiano, de nombre Horacio Vespertino, piensa que el famoso cambio de huso horario alterará su uso de la oración, que es el tiempo de final de tarde en el que él suele irse a pescar, o la hora en que, según él, se larga a espiar jochis en sus yucales.  Yuquero como es él, sin embargo, sus trabajadores dijeron a nuestro corresponsal cosas ‘off the record’ que no podemos publicar porque fueron dichas “off the record”.

Ya en la ciudad, en la avenida y boulevard Monseñor Rivero, donde a esa hora de final de tarde que en el campo se llama la oración,  le llaman ‘happy hour’,  la cosa es distinta, y nuestros corresponsales dicen que la gente de campo opina que algunos agricultores que frecuentan el boulevard, y que manejan sus chacos desde un celulard, con el cambio de huso horario comenzarán −pero no terminarán−, su ‘happy hour’ más temprano…Tal vez se deba a que ahí hay moscas pero no hay mosquitos.

Muchas otras opiniones fueron cosechadas por nuestros reporteros, pero no se pueden publicar hoy por limitaciones de espacio y quedan pendientes para próximas entregas.

riopalo1962@gmail.com